BUENOS AIRES.- Lo que antes eran críticas ahora son muestras de respeto y hasta de elogios. La presidenta de la Asociación Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, se sumo a la ola de fervor por el Papa Francisco y le escribió una carta con un tono conciliador, en la que destaca el trabajo realizado por por los pobres.
Buscando acercarse al Sumo Pontífice "Permítame que me dirija a usted como Don Francisco, ese Francisco que descubrí ahora", comienza el texto publicado esta tarde en la página de la asociación. Y continúa: "Don Francisco, no sabía de su trabajo pastoral, sólo sabía que el máximo dirigente de la iglesia argentina habitaba en la catedral; esa catedral que cuando marchábamos y pasábamos por delante, le cantábamos: 'Ustedes se callaron cuando se los llevaron'".
"Ante mi sorpresa, escucho a muchos compañeros explicar de su entrega y trabajo en las villas. Me alegro infinitamente al saber de su trabajo y siento esperanzas de un cambio en el Vaticano", expresa Hebe de Bonafini, quien también destaca la posible beatificación del padre Carlos de Dios Murias, secuestrado, torturado y asesinado en La Rioja, en 1977.
El jueves pasado, Bonafini se refirió a la unción de Jorge Bergoglio de manera irónica: "sobre este Papa que nombraron ayer sólo tenemos para decir: Amén". Mirta Acuña, vocera de Madres de Plaza de Mayo, se había referido ese mismo día con una dura expresión: "fue una sorpresa tan grande, porqué pensé cómo un personaje así puede estar sentado en esa silla".
A continuación, la carta completa:
Al Papa Francisco:
Permítame que me dirija a usted como Don Francisco, ese Francisco que descubrí ahora. Mi padre también se llamaba Francisco y era un santo trabajador de manos muy encallecidas de tanto trabajar para mantenernos. Don Francisco, no sabía de su trabajo pastoral, sólo sabía que el máximo dirigente de la iglesia argentina habitaba en la catedral; esa catedral que cuando marchábamos y pasábamos por delante, le cantábamos: "Ustedes se callaron cuando se los llevaron". Hoy, ante mi sorpresa, escucho a muchos compañeros explicar de su entrega y trabajo en las villas. Me alegro infinitamente al saber de su trabajo y siento esperanzas de un cambio en el Vaticano. Hemos sufrido mucho en esta Latinoamérica que hoy se levanta erguida gracias a sus dirigentes. Me enteré que es posible que beatifique al Padre Murias. Por este motivo me atrevo a enviarle la lista de sacerdotes y obispos del Tercer Mundo desaparecidos y asesinados para solicitarle que, como la Asociación Madres de Plaza de Mayo pedimos por todos, usted, como un acto de solidaridad los recuerde a todos por su entrega en la lucha por la patria. LA GACETA